
Los Omagua cultivaron melones en diversas regiones españolas durante la Edad Media. Así, Alonso Chirino -físico del rey Juan II de Castilla-, que escribió en 1506 "El menor daño de la medicina", cita en sus páginas al melón. Aconseja comerlo como postre en el almuerzo y recomienda utililizar sus semillas para curar afecciones pectorales y el mal de piedra.
Desde el punto de vista gastronómico, el melón ha sido utilizado para apagar la sed en zonas áridas, lo que hizo famosos a los de Villaconejos, Añover de Tajo y Titulcia, en España, donde se producen unos frutos voluminososo y, con suerte, muy sabrosos.
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