Quiero contarles, una parte de la experiencia que viví, durante los preparativos de mi primera exposición individual que realice hace casi un año (18 de mayo de 2007) en el Centro Cultural "El Refugio".
Cuando el Director del Museo del Premio Nacional de la Cerámica "Pantaleón Panduro", Lic. Gustavo Campo, me ofreció un proyecto, del cual acepté de inmediato. Recibí un espacio para exponer mis obras pictóricas, pero lo más difícil que he tenido, fue cuando me propuso un objetivo muy importante para el día de la inauguración, que asistirían un montón de gente. Fue una tarea muy ardua, pues nadie conocía mis trabajos y como era mi primera exposición... fue un gran comienzo desde cero.
Así que me puse a trabajar, invitando a personas en cualquier lado, como por ejemplo, cuando fui a una cita con el doctor o a una estilista, llevaba invitaciones en mi bolsa en todo momento, y hasta me topé a algunos conocidos por casualidad, de quienes yo no veía en tanto tiempo, los invitaba y claro hasta invite a mis amigos y familiares también. Deje de repartir invitaciones, un día antes de la inauguración.
Y la sorpresa para mi, fue cuando después de cortar el listón, empezaron a entrar los asistentes a la sala de exposición de mis obras. ¡estaba llenisisima! y... estaba como loca, no pude convivir con todos, durante el evento, aunque fue mi primera experiencia de convivir con los desconocidos, del cual fue maravilloso. Asistieron 150 personas aproximadamente. Al final del día, comprendí que el objetivo que me propuso, se cumplió y valió la pena por tanto trabajo.
Cuando el Director del Museo del Premio Nacional de la Cerámica "Pantaleón Panduro", Lic. Gustavo Campo, me ofreció un proyecto, del cual acepté de inmediato. Recibí un espacio para exponer mis obras pictóricas, pero lo más difícil que he tenido, fue cuando me propuso un objetivo muy importante para el día de la inauguración, que asistirían un montón de gente. Fue una tarea muy ardua, pues nadie conocía mis trabajos y como era mi primera exposición... fue un gran comienzo desde cero.
Así que me puse a trabajar, invitando a personas en cualquier lado, como por ejemplo, cuando fui a una cita con el doctor o a una estilista, llevaba invitaciones en mi bolsa en todo momento, y hasta me topé a algunos conocidos por casualidad, de quienes yo no veía en tanto tiempo, los invitaba y claro hasta invite a mis amigos y familiares también. Deje de repartir invitaciones, un día antes de la inauguración.
Y la sorpresa para mi, fue cuando después de cortar el listón, empezaron a entrar los asistentes a la sala de exposición de mis obras. ¡estaba llenisisima! y... estaba como loca, no pude convivir con todos, durante el evento, aunque fue mi primera experiencia de convivir con los desconocidos, del cual fue maravilloso. Asistieron 150 personas aproximadamente. Al final del día, comprendí que el objetivo que me propuso, se cumplió y valió la pena por tanto trabajo.
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