9 de agosto de 2010

El melón, fruta de verano

Aún con dudas sobre su origen, lo cierto es que el melón se ha cultivado desde la antigüedad. Ya aparece junto a otras frutas en el cuerno de la abundancia encontrado en Alejandría, el primer siglo después de Cristo. También se han hallado algunas pinturas murales en tumbas egipcias en las que se demuestra que se cultiva en tiempos de los últimos faraones. Los romanos también sembraban y comían melones, que entonces eran pequeños. No hay que extrañarse, por tanto, al leer que el emperador Claudio Albino se tomaba diez para desayunar.

Los Omagua cultivaron melones en diversas regiones españolas durante la Edad Media. Así, Alonso Chirino -físico del rey Juan II de Castilla-, que escribió en 1506 "El menor daño de la medicina", cita en sus páginas al melón. Aconseja comerlo como postre en el almuerzo y recomienda utililizar sus semillas para curar afecciones pectorales y el mal de piedra.

Desde el punto de vista gastronómico, el melón ha sido utilizado para apagar la sed en zonas áridas, lo que hizo famosos a los de Villaconejos, Añover de Tajo y Titulcia, en España, donde se producen unos frutos voluminososo y, con suerte, muy sabrosos.

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