16 de diciembre de 2010

Jean Guitton, un testigo del siglo

Por Pedro Schneider para la revista Médico Moderno

"El hombre es a la vez un animal religioso y materialista. Por eso tiene tendencia a fabricar materialismos religiosos y religiones que sacralizan su materialismo. Pide y espera de Dios solo beneficios materiales. Poco a poco el hombre limita su religión a esa práctica materialista e interesada. En tiempos de guerra las iglesias están llenas, en tiempos de paz están vacías".

Jean Guitton nació en 1901 en Saint-Etienne, Francia, y murió 98 años después en París. El último gran filósofo católico se caracterizó tanto por su disposición al diálogo con distintas religiones y posiciones ideológicas como por su intento de conciliar las revelaciones de la fe con las verdades de la ciencia. Dice Bernard Shaw que "lo mejor es morir joven pero lo más tarde posible". Joven aún, tras publicar más de cincuneta libros e innumerables artículos, ensayos y entrevistas, en 1988 Guitton, un privilegiado testigo del siglo, publicó Un siécle, una vie; y todavía en 1997 vio la luz su último libro, precisamente titulado Mi testamento filosófico. "La noche en que morí pasaron cosas extrañas en mi departamento parisino. Todo comenzó cuando yo agonizaba tranquilamente. Me faltaba poco para cumplir el centenario. No sufría, casi no me angustiaba y mientras me extinguía, pensaba. Pero también esperaba". Así comienza este libro en el que Guitton narra su propia muerte. En sus momentos finales es visitado por personajes como Sócrates, Pascal, Bergson (su querido maestro), el general De Gaulle y el papa Pablo VI, en cuyos brazos muere. Con todos ellos charla, discute y se reconcilia, sosteniendo unos diálogos brillantes, apasionados, a veces hostiles y luego afectuosos. Un ángel perverso "llega a sembrar confusión en mi espíritu" y se entabla un formiidable duelo verbal. Al final del debate, el ángel y el moribundo intercambian estas palabras:

- Guitton, usted es diabólico.

-Usted es un ángel. Lucifer.

Una vez acaecida la muerte del escritor, éste asiste a su propio funeral y ahí conversa con El Greco, con quien reflexiona sobre El entierro del conde de Orgaz:

-Guitton: ¿Qué es el dibujo?

-El Greco: La derrota del tiempo, el honor del espacio

Con Pascal sostiene una discusión teológica:

-Creo en Dios por una razón fundamental: porque me cuesta creer en Él. Si Dios fuese fácil, estaría al alcance de la mano.. No sería trascendente y no sería Dios. Pero si Dios es Dios ha de haber una desproporción entre Él y nosotros. No nos extrañamos entonces de que para recibirlo tengamos que ponernos . El hombre es a la vez un animal religioso y materialista. Por eso tiene tendencia a fabricar materialismos religiosos que sacralizan su materialismo. Pide y espera de Dios solo beneficios materiales. Poco a poco el hombre limita s religión a esa práctica materialista e interesda. En tiempos de guerra las iglesias están llenas, en tiempos de paz están vacías.

Luego conversa con el general De Gaulle, quien le pregunta al filósofo:

-¿Qué es la cobardía?

-La cobardía, general, es buscar la aprobación y no la verdad; las condecoraciones y no el honor; el ascenso y no el servicio; el poder y no la salud.

Continua en el siguiente post...




No hay comentarios: