29 de mayo de 2010

La ¿Verdad?

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La búsqueda de la cual aquí se habla viene a representar el deseo descrito y la forma sublimada de su satisfacción, sin embargo existe implícita la contradicción o el conflicto al reconocer el deseo de ese otro. Se busca cierta “honestidad”- y esa es la intención de estos ensayos - en ese reconocimiento del propio deseo y de su relación con otro al que de algún modo se desea. Media en esta búsqueda y en el producto de ella cierta moral, cierto límite que pudiera ser impuesto por cualquiera de los participantes del acto fotográfico.

Si se llegara a la frontera - ¿ya no artística? - de reconocer explícitamente el deseo hacia ese otro, o sea decir la ¿verdad? que de alguna manera nace todo el proceso, es entonces que el asunto adquiere dimensiones ya mucho menos seguras en términos afectivos y se convierte en un asunto emocionalmente menos manejable ya que se ha dejado atrás la excusa del abstracto para dar paso al contacto directo.

Dejando de lado la sublimación - que hace posible el arte como ente autónomo - entonces queda expuesto el deseo “crudo”, sin representaciones ni mediadores conceptuales, morales u materiales, del otro en su totalidad o en su defecto fragmentado pero deseado al fin de modo físico, quizás desde la mirada hasta la cópula.

¿Que es lo que queda entonces del arte-humano en el reconocimiento de esa situación? ¿Se puede reconocer el deseo del otro? Y ¿ en que medida?, ¿Como podemos explicar esto a quienes nos importan? ¿amerita ser explicado? Y si lo es ¿ Porque?: ¿Por esa cierta moral?, ¿Por respeto a quien nos importa, a nosotros o por culpa?

Las respuestas a esto rozan un silencio peligroso y aclarar o aproximarse a una certeza general es tan inútil como el negar la existencia de estos procesos.
Rodrigo Mancilla González
Poeta – Fotógrafo

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