La historia de Tlaquepaque se inicia mucho tiempo antes de la llegada de los españoles a lo que hoy es el Estado de Jalisco, cuando el poblado indigena formaba parte del reino de Tonallan.
Fray Antonio Tello menciona en su "Crónica miscelánea de la Santa Providencia de Jalisco" (1648-1653) a Coyotl, Chicacotl y Tenahatl como los señores de Tlaquepaque, quienes se rindieron ante Nuño de Guzmán y le dieron la bienvenida obsequándole guajolotes, huevos, aguacates y otros productos de la región. Según el autor, el pueblo en ésta época contaba con aprozimadamente 1000 habitantes.
En el curso del siglo XVIII San Pedro Tlaquepaque cambió de fisonomía, surtía a Guadalajara de frutas y legumbres, y en los días de primavera servía de recreo a los habitantes de la capital novogalaica, quienes "haciendo un paréntesis en sus afanes, salían en sus funciones o caballos, a divertirse con la vista de los amenos prados de rosa, que llaman de Castilla".
San Pedro se encuentra dividido en cuatro barrios: Santa Maria, Santa Santiago, San Francisco y San Juan, los que desde el siglo XIX se han caracterizado por la gran variedad de productos artesanales, donde sus habitantes han preservado los valores culturales recibidos de generación en generación con aportaciones y creatividad, mismas que agregan nuevos contenidos que aseguran el crecimiento y preservación de nuestro patrimonio cultural.
Una vez que Jalisco se constituyó como Estado, nombró ayuntamientos para sus pueblos, fue así como el 27 de octubre de 1824, se reconoció con el nombre de ayuntamiento de San Pedro Tlaquepaque, siendo presidido en ese entonces por Don Brigido Rosales.
De igual forma, es en ésta época cuando comienzan a llegar a San Pedro visitantes ingleses, alemanes y franceses, quienes quedan asombrados de la capacidad de sus habitantes para represetnar en barro la expresión humana con gran fidelidad.
Finalmente, en el año de 1917, el gobernador Manuel Aguirre Berlanga, decreto que el Municipio se llamaría solamente Tlaquepaque, en lugar de San Pedro Tlaquepaque.
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