21 de marzo de 2011

Tradición artesanal en San Pedro Tlaquepaque

La alfarería es la más antigua de todas las obras artesanales. Una greca, un sol o un paisaje, una escena familiar y todo un mundo mágico de simbolismo y vivencias han expresado los artesanos en sus variadas clases de piezas en barro. La tierra cocida de esta zona podrá ser la misma en esencia que la de otros centros alfareros del mundo, pero es el acabado y muy particularmente el decorado, el que distingue y de valor a éste arte.

Los indigenas producían artesanía pagana de las más diversad indoles: dioses, domésticos, y comunitarios, ofrendas funerarias y objetos de uso mágico salían de sus manos, sin embargo, los misioneros se encargaron de aprovechar esa habilidad natural para producir alfarería cristiana.

Es así como a finales del siglo XVIII vemos extendida la labor alfarera de este lugar hacia el desarrollo de la cerámica: la elaboración de objetos como ladrillos para pisos y azoteas, tubos para cañerias y tejas, faceta de la cerámica que en la actualidad muchos continúan.

También por estos años el ceramista local comienza a fabricar objetos para rematar la arquitectura de las suntuosas casas de Guadalajara y sus alrededores, adornándolas con balaustradas gárgolas, jarrones y medallones de gran manufactura.

Es a partir de 1850 cuando el alfarero ceramista se convierte en escultor al elaborar perfectas obras escultóricas tales como estatuas, relieves, bustos, figuras, etc. Llegando su arte a ámbitos como Europa y Norteamérica, siendo el pionero y mázimo exponente Don Pantaleón Panduro.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, se comienzan a realizar esculturas de barro de gran calidad , destacando los bustos, relieves, estatuas, retratos y los llamados "tipos mexicanos", los cuales son representaciones de escenas costumbristas que van desde un vendedor callejero hasta una fiesta típica de pueblo.

Con el surgimiento de las esculturas en barro, se comienzan a elaborar los nacimientos que con el tiempo se fueron extendiendo a todo el territorio nacional, destacando la labor de Dionisio Martinez Rosales quien comenzó a comercializar sus figuras en la Ciudad de México en 1903.
Fue en diciembre de éste año cuando por primera vez se instaló en la Plaza de Santo Domingo. El éxito de las figurillas en la Ciudad de México por la familia de Don Dionisio , anima a otras personas a seguir su ejemplo de modo tal que acuden a ese gran mercado con nuestros días y que compromete a las familias artesanas a trabajar todo el año modelando, secando quemando, decorando y empacando figuras como borregos, pastoras, mulas, bueyes, niños dioses, reyes magos, josés, virgenes, diablos, brocales de pozos, gallinas con huevos, cuevas con diablos arriba y ermitaño adentro, gallos y otros animales.

En la actualidad se produce cerámica de diferentes técnicas y temáticas, ya sea en alta temperatura o en policromado en frío; algunos de sus representantes son: la familia Goche, Santos Lucano, Carlos Pérez, Margarito Panduro, Pilar Núñez, Jaime Sandoval, las familias Juárez, Carranza, Preciado; Jorge Frausto, Alberto Carpintero, etc.

Pero Tlaquepaque no solo es excelente en la fabricación de cerámica, sino figuras y vajillas de vidrio soplado, cristal al plomo, limpio y brillante como el más fino europeo con el que se elaboran prismas para candileria y por supuesto preciosos candiles.

Además se cuenta con piezas decorativas en hierro utilizando varilla y lámina; y bellas esculturas de tamaño natural con iguales materiales. Hay orfebrerias y se hacen hermosas piezas de plata, cobre y latón en sistema de repujado o cincelado. Existen con tule y palma o vaqueta tejida, estilo rústico en pino, coloniales, entablerados o torneados, en caoba y parota y artisticamente tallados en cedro, así como telares rústicos que tejen telas propias para manteles, vestidos, etc.

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